"40 y tantos" superó a los demás canales ("Fiebre de baile" incluido) durante sus primeros 60 minutos al aire, de la mano de una historia ágil y con aspiraciones aterrizadas.
SANTIAGO.- La incertidumbre ya es habitual en el estreno de una teleserie nocturna, que siempre logra revivir esas viejas y llamativas batallas por el rating.
Para "40 y tantos" la tarea no estaba fácil, ya que al frente estaba nada menos que el mayor portento de esta temporada, en lo que a niveles de audiencia se refiere: "Fiebre de baile" (CHV).
Sin embargo, el canal estatal logró quedarse con el primer round, gracias a un promedio de sintonía de 26 puntos entre las 22:01 y las 23:05 horas —sin Mundial las noticias volvieron a terminar antes de las 22:00 horas—, y con un peak de 30.
En el mismo rango horario, Mega promedió 18 puntos, Chilevisión alcanzó 17, Canal 13 anotó 8 y RedTV marcó 3.
Un comienzo auspicioso para la teleserie, aunque aún insuficiente para presagiar si ésta siquiera se acercará a hitos como los anotados por "El señor de la querencia" y "Dónde está Elisa?".
Justas aspiraciones
En la previa de "40 y tantos", los encargados de la teleserie insistieron en más de una ocasión en que ésta no sería una secuela de "Los 30", como dicta la más obvia asociación entre ambas producciones nocturnas.
Y claro, no lo es en sentido estricto (la historia de entonces no continúa), pero la comparación sí puede aproximarse bastante desde el punto de vista de las armas desplegadas en ambos casos.
En "40 y tantos" los padres de familia reemplazan a los solteros vividores, pero los líos amorosos y las ambiciones se mantienen como las ideas fuerza de esta historia centrada en las vidas de cuatro hermanos (Francisco Pérez Bannen, Matías Oviedo, Francisca Imboden y Francisco Melo).
Sin embargo, esta vez el tono de comedia logra imponerse sin obstáculos en medio de infidelidades, reparticiones de herencia, relaciones abiertas, y duelos entre ganadores y perdedores. No hay psicoanalistas de por medio ni ningún otro recurso más aspiracional que otra cosa, que entorpezca el desarrollo de las historias.
Esta vez —al menos en la partida— sólo está esa condensación de situaciones en el límite dentro del guión, que son las que, al final, permiten que a uno le den ganas de encender la pantalla en el mismo canal al día siguiente.
Tal vez la explicación esté en que desde esos intentos que fueron "Entremedias" y "Los 30", hasta la actual "40 y tantos", TVN pudo disfrutar de los resonantes éxitos de "Alguien te mira", "El señor de la querencia" y "Dónde está Elisa?", lo que sin dudas deja un bagaje distinto a la hora de volver a las comedias nocturnas.
Lo que ahora queda es que ese relajo y liviandad dado por la experiencia se traspase al ambiente fuera de cámaras, para que nos dejen ver "40 y tantos" como lo que es (una teleserie que pinta bien) y no como una especie de experimento sociológico sobre la vida tras la cuarta década, que es a lo que precisamente se dedicó un programa completo tras el fin del primer capítulo, y de lo que se ha hablado con insistencia en matinales, estelares y hasta en "24 Horas".
Marcos (Francisco Pérez Bannen), Miguel (Matías Oviedo), Rosario (Francisca Imboden) y Diego (Francisco Melo) ya se mostraron los dientes. Mejor veamos cómo sigue eso, simplemente, sin tanta lección de por medio.
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