El delantero mexicano enfureció a los 50 mil hinchas que llegaron al Beira Rio al ocupar el himno brasileño como ritmo para su calentamiento.
Así terminó Bautista tras perder la final. PORTO ALEGRE.- A cinco minutos del inicio de la final de la Copa Libertadores entre Inter y Chivas, el estadio Beira Rio ardía. Literalmente. Las bengalas y las 50 mil poleras rojas hacían del recinto una verdadera caldera.
En ese contexto al popular delantero de las Chivas de Guadalajara, Adolfo “Bofo” Bautista, se le ocurrió hacer algo que terminó por encender las tribunas.
Luego que el himno patrio de México durara apenas 30 segundos, el atacante rompió filas y comenzó a bailar -a modo de calentamiento- mientras de fondo sonaba la canción nacional de Brasil. La impresión para los fanáticos de Internacional fue tanta, que dejaron de lado la letra y comenzaron a gritar un ensordecedor “buuuuu”.
De ahí en más al “Bofo” no lo soltaron. No alcanzaba a rozar la pelota y las pifias y recuerdos hacia su familia se hacía caer de las tribunas. Pero hasta el minuto 61 (momento que empatan los locales) se salía con la suya. Después, todo iría de mal en peor.
Primero tendría que sufrir dos goles más, que el descuento de Omar Bravo a los 90' no logró opacar en lo absoluto. Apenas sonó el pitazo final se retiró rápido a la banca y comenzó a caminar en un metro cuadrado; luego se sentó y se tomó la cabeza; mandó a volar a algunos periodistas que querían hablar con él; y terminó derramando lágrimas que secó con su guante de lana rojo.
Para ir a recibir la medalla de plata cruzó la cancha sin emitir declaraciones. Sin embargo, en el momento de ir subiendo al podio, Pepe, mejor amigo y ex compañero de equipo de Pelé (que entregaba los premios) encaró a Bautista por su “mala educación”. - Vamos los dos solos y te rompo la madre-, le respondió el mexicano.
De ahí en más la discusión subió de tono hasta que tuvo que intervenir gente para separarlos. Con la presea colgada y enfilando hacia camarines, el delantero por primera vez atendió a los medios.
En ese instante, se mandó este numerito: “Los insultos me entran por una oreja y me salen por otra. Además, no tengo por qué respetar a estas porquerías”.
Hasta ahí llegó la noche del “Bofo”. Lo que venía en adelante era de los jugadores de Inter y de su fanaticada. De los miles y miles de hinchas que gritaron toda la noche por las calles de la ciudad “bicampeones”.
De Andrés D'Alessandro que se consagra como uno de los extranjeros más importantes en la historia del club. Del DT Celso Roth, que con sólo dos meses en el cargo llevó a los “Colorados” a la gloria. Y, claro, de todo Porto Alegre, que más que nunca le hizo honor a su nombre.
Fuente: Emol
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