El cantante ariqueño mostró un show pulido y trabajado, que sumergió al público en sus éxitos de principio a fin. Se fue con dos antorchas y dos inéditas gaviotas.
El cantante recibió la más potente respuesta de público de este Festival: Coros, aclamaciones y cumplimiento de todas las solicitudes en la galería, fueron el complemento de un show que se comentará por largo rato.
VIÑA DEL MAR.- Fue el fenómeno de 2009 y, como tal, llegó a Viña del Mar de la manera más deseable para un artista nacional: Por aclamación popular, por imposición natural y porque no tenerlo habría sido simplemente un garrafal desacierto de los organizadores.
Síntomas que pueden ser tan atribuibles a un talento naciente como a un boom pasajero, pero que Américo buscó zanjar esta noche con la inclinación definitiva de la balanza, y la proclamación al mundo de que el mote de "fenómeno" ya puede ir quedando en retirada a la hora de referirse a él.
En su debut en el Festival, el cantante ariqueño desplegó todo el arsenal de recursos que encontró a mano, pero que no suenan a exceso en concordancia con el nuevo perfil que el artista busca cultivar, y que no es otro que el de una gran estrella latina, con Marc Anthony como principal referente (de hecho, interpretó el popular bolero "Hasta ayer").
Videos que buscan ponerlo a otra altura, una completísima orquesta (con algún que otro exceso, principalmente en su guitarrista) y tres cambios de vestuario, entre otros elementos, intentan señalar que el de arriba del escenario no es el mismo cantante de festivales comunales o matinales de televisión.
Sin embargo, entre toda esa cobertura sigue filtrándose el artista criollo y popular que Américo es, y puede que ahí radique su arraigo, que es simplemente enorme, y la respuesta de los asistentes que coparon la Quinta Vergara esta noche fue la mejor prueba de ello.
Desde la entrada con "Te vas", el cantante se echó el público al bolsillo, tanto así que a poco andar comenzó a escucharse el grito de "Antorcha".
El trofeo llegó sólo después de que el cantante interpretara temas como "Entre el amor y el odio" y "No me mientas", con su matriz cumbianchera predominando, pero con uno que otro arreglo más cercano a la salsa incluido.
Américo complementó todo con lo inevitable: La mano arriba, dónde están las mujeres solteras, hay por ahí alguna traicionera, etc., configurando un conjunto que desde siempre ha tenido su efectividad más que comprobada en la música tropical.
"Embrujo", "Que levante la mano" y un bis de "Te vas" fueron los temas con que Américo se despidió del escenario, cargado de trofeos pedidos por auténtica aclamación (las palabras "antorcha" y "gaviota" se escucharon claritas), y entre los que se encontraban dos inéditas gaviotas (la segunda fue la fórmula de los animadores para evitar un descalabro).
Sin embargo, el cantante se bajó de la tarima con una convicción más importante que las llamas y los pájaros metalizados: Si a alguien le cabía una duda, ésta ya no puede existir. Américo es definitivamente una estrella local y, a este paso, deberíamos seguir bailando sus canciones por muchos años más.
Fuente: Emol