Con más facilidad de la prevista, el equipo español se ha alzado con su cuarta Copa Davis, la famosa ensaladera de plata, tras una final contra la República Checa que ha contado con momentos plácidos (la victoria de Rafael Nadal), épicos (la remontada de David Ferrer) y emocionantes (el tercer y definitivo punto conseguido gracias a la pareja de dobles de Feliciano López y Fernando Verdasco). Después de la aventura del 2008, con una final jugada en un terreno argentino francamente hostil, la posibilidad de acceder de nuevo al palmarés en casa hizo albergar unas esperanzas que no se han truncado. Tras una temporada que no ha sido excesivamente victoriosa, con un Nadal renqueante desde la última lesión, y con la polémica que enfrentó a los tenistas profesionales con la federación a mediados de año, ir superando las eliminatorias de la Davis hasta lograr este segundo triunfo consecutivo es un mérito indiscutible de los deportistas y, por supuesto, de quienes decidieron confiar en Albert Costa como capitán.
Recordemos, por otra parte, que la sede de Barcelona fue discutida en su momento por casi todos. Por Verdasco y López, de manera pública y especial, en un episodio que a estas alturas es mejor olvidar. Entre otras cosas, porque, como en el 2000, el Palau Sant Jordi ha estado a la altura de las circunstancias y ha acogido a la afición española sin los resquemores que algunos quisieron ver. La Copa Davis es un torneo muy especial, en el que se valora la cohesión de grupo por encima de las individualidades, esencia del tenis. Por eso conlleva un plus de pasión que estos días se ha hecho notar en la montaña mágica. Pasión y corrección al unísono, en un notable ejercicio de normalidad.
Rafa Nadal vence a Tomas Berdych en la final de la Copa Davis en Barcelona
El tenista mallorquín Rafa Nadal demostró una vez en la pista de tenis que vuelve a estar en forma. Así ayer vencía contra el checo Tomas Berdych tras ganar 13 juegos seguidos en la final de la Copa Davis, que se está disputando estos días en Barcelona. A pesar de su victoria, Rafa aseguraba que "En una final de Copa Davis todo está abierto hasta la última pelota", dejando claro que no hay que confiarse. "Empecé demasiado nervioso. Jugaba con el brazo encogido, pero es normal por lo que representa la Davis... En el segundo set me solté, cogí el ritmo del partido y pude dominar los puntos. Cuando conseguí relajarme, el encuentro se decantó a mi favor y saqué mi mejor tenis. Desde entonces fue más fácil de lo que me esperaba", confesaba el deportista.
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