Todo se desarrolla en lo que parece ser una autovía de Taiwán a bordo de un autobús desde el que se graban todas las imágenes. El bus circula a una elevada velocidad cuando se encuentra a un vehículo circulando mucho más lento, anticipando la situación de atasco, y trata de esquivarlo aunque no lo consigue. A partir de ahí el transporte pierde el control estrellándose contra la mediana y precipitándose hacia los vehículos parados aún a gran velocidad.
Aunque os haya destripado gran parte de la secuencia merece la pena verla porque parece que el bus es un gran dinosaurio que empieza a engullir vehículos como quien come mantequilla. Obviamente la gran masa del ómnibus y su velocidad consiguen que se lleve por delante a muchos coches, dejando siniestro varios de ellos, antes de poder pararse.
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