La psicóloga de la isla y el jefe médico de la Armada que llegó a Robinson Crusoe señalan que los ruidos fuertes y pesadillas son lo más común entre los más pequeños tras lo ocurrido el 27 de febrero.
A los grupos de ayuda de los civiles se sumaron algunos efectivos navales como el sargento Edgardo Vega, de la Dirección de Comunicaciones de la Armada, que se disfrazó del personaje ''Sportcus'' de ''Lazy Town'', para entretener a los niños de la isla
ARCHIPIÉLAGO JUAN FERNÁNDEZ.- "Cuando estoy en la calle ando pendiente del mar", dijo una niña de la isla Robinson Crusoe a Emol. La cita es sólo una muestra de las secuelas psicológicas que el tsunami del 27 de febrero pasado dejó, especialmente entre los más pequeños.
Según el capitán de fragata y jefe del equipo médico de la Armada que llegó a la principal isla del archipiélago Juan Fernández, Bernardo Chávez, "las necesidades principales están en la esfera psicológica, sobre todo para los niños".
Uno de los principales efectos son el miedo a los ruidos más de fuertes de lo normal, señala el jefe de sanidad en la isla.
"Por lo que hemos podido escuchar de los isleños, es que precisamente, lo que más les llamó la atención del maremoto fue un ruido espantoso y posteriormente, gritos. Entonces, eso para un niño es traumático. Aquí hay pequeños que están entre los 7 y 8 años de edad y eso causa problemas psicológicos", planteó Chávez.
El capitán de fragata agregó que esa es una de las razones por las que durante la estadía en la isla Robinson Crusoe se evitó usar los "pitos de información", para que la población no la confunda con una alerta.
La psicóloga de la isla, Karin Ulloa, quien llegó días después del terremoto, planteó que pese a lo trágico de lo ocurrido el 27 de febrero, el miedo y la ansiedad han ido decantando, y coincide con Chávez en que los temores nocturnos y miedos post tsunami se mantienen en los niños.
"En el fondo son manifestaciones normales frente a un evento anormal. Pero eso se da en los niños principalmente porque los padres les transmiten esas sensaciones, según los diagnósticos que se han hecho", planteó la psicóloga, que se quedará durante un año en la isla.
Ulloa indicó que esas sensaciones "se traducen en mal dormir, pesadillas, miedo a los ruidos, revivir constantemente la situación que ocurrió, pero poco a poco se ha ido normalizando con las actividades sociales que están haciendo".
El alcalde, Leopoldo González, planteó que en la primera semana del tsunami, llegó a la isla un equipo de médicos desde Valparaíso y San Antonio, para tratar especialmente el tema de la salud mental de la población, trabajo que él catalogó como de "muy efectivo".
"Hoy tenemos una psicóloga que está trabajando con algunos pacientes. Tenemos voluntarios que también están trabajando y creo que estamos bien en ese tema. Igual hay deficiencias, pero hemos avanzado", finalizó el edil.
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