En ocho de los incidentes, el intruso logró llegar hasta el Mandatario estadounidense.
WASHINGTON.- El Servicio Secreto de EE.UU., encargado de la protección presidencial, admitió 91 violaciones de la seguridad, algunas de ellas graves, en los últimos 30 años, en un informe de uso interno que publicó hoy la prensa local.El documento publicado en el diario "The Washington Post", que representa la enumeración más detallada hasta el momento de los incidentes de seguridad vividos por el Servicio Secreto, se filtró a raíz del escándalo en torno a Michaele y Tareq Salahi, una pareja que consiguió colarse en una cena de Estado de la Casa Blanca el 23 de noviembre pasado.
Entre las violaciones de la seguridad presidencial ocurridas desde 1980, el documento relata cómo se permitió la entrada en el recinto de la Casa Blanca a una familia en un monovolumen, a un hombre del que se creía que era un repartidor de mercancías y a una mujer obsesionada con el Presidente Bill Clinton, con el que aseguraba mantener "una relación especial".Desde esa fecha sólo se ha producido un atentado serio contra un Presidente, el protagonizado por John Hinckley, que consiguió herir a Ronald Reagan tras dispararle desde fuera del perímetro de seguridad establecido por el Servicio Secreto.
En ocho de esas violaciones, el intruso consiguió llegar hasta el Presidente. Cuatro de ellas estuvieron protagonizadas por el mismo individuo, Richard Weaver, quien consiguió acercarse a George Bush, a Bill Clinton y a George W. Bush, convencido de que "Dios me hace invisible a la seguridad".Según el portavoz de este cuerpo, Edwin Donovan, el documento, una presentación de 39 diapositivas, "refleja un intento de evaluar nuestra seguridad y evidentemente aumenta la concienciación de nuestros agentes sobre su labor".
Después de que se conociera la intrusión de los Salahi, el Servicio Secreto abrió una investigación interna sobre sus métodos.Tres agentes permitieron el paso a la pareja, elegantemente vestida, pese a que sus nombres no aparecían en la lista de invitados.Los tres agentes fueron apartados de sus funciones y podrían perder su empleo, según reveló el director del cuerpo, Mark Sullivan, en una comparecencia ante el Congreso la semana pasada.
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