Gobierno desplegará militares para controlar el sur de Chile.
Concepción.- El gobierno chileno desplegará miles de uniformados en el sur del país, que sucumbió en el caos tras el terremoto de 8,8 grados en la escala Richter que lo azotó este sábado.Según trascendidos de prensa, la cifra de muertos alcanzaría ya a 400 personas, pero el propio viceministro Rosende admite que la situación puede empeorar. "Yo mismo he tenido muchos problemas para comunicarme con Santiago", confesó el funcionario de gira por Concepción, dijo DPA.
"Esto es Sodoma y Gomorra", dijo Jacqueline Van Ryysselberghe, alcaldesa de la ciudad de Concepción, epicentro del sismo.
"El pillaje es intimidante", añadió el alcalde de Tome, Eduardo Aguilera.
El viceministro del Interior, Patricio Rosende, aseguró en la zona que el gobierno evalúa decretar el estado de sitio. Altas fuentes militares señalaron que si eso ocurre actuarán con energía.
La Fuerza Aérea está en capacidad de actuar sin problemas, dijo su comandante en Jefe, Ricardo Ortega.
El efectivo dijo que sus hombres hubieran podido movilizar tropas de ayuda dos horas después de la tragedia, pero que no recibieron la orden política respectiva.
Hordas de personas saquean sin cesar los comercios en Concepción y el puerto aledaño de Talcahuano. Familias completas saquean supermercados llevándose la mercadería en autos, jeeps y buses.
En el puerto de Talcahuano otras familias sacan del interior de los contenedores de los barcos cajas con plátanos, aceite, azúcar y arroz.
La policía observa sin intentar reprimir. En algunos casos, sólo se limita a intentar ordenar el saqueo.
Ante la crisis los primeros militares comenzaron a tomar posesión de comercios y distribuidoras de bencinas, ataviados con armas automáticas.
El alcalde de Tome señaló que lo sucedido en el sur del país "es una catástrofe".
"Las embarcaciones están en los cerros y las casas en el mar, en Dichato", dijo Aguilera.
Desde los servicios médicos, los doctores a cargo señalaron que decenas de heridos comenzaron a llegar a sus salas, principalmente por lesiones provocadas por vidrios y fierros, debido a los saqueos.
Largas filas de gente intenta conseguir agua en camiones de los bomberos. La empresa distribuidora de este líquido aún no sabe cuando podrá reponer el suministro.
Muchas personas están viviendo en carpas en las calles frente a sus casas y otras tantas en los cerros.
No hay ninguna señal de que la situación logre calmarse y las radios locales llaman a las personas a permanecer en sus casa ante el temor de que llegue la noche.
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