Tienen cuatro años, cuerpos separados, pero cabezas unidas. Krista y Tatiana tienen unida la parte del cerebro que envía las sensaciones físicas y las funciones motoras de la corteza cerebral, lo que les permite oír los pensamientos de la otra y ver a través de sus ojos.
Fue su madre, Felicia Simms, la que descubrió tal hallazgo. “Cuándo están jugando, una de las pequeñas es capaz de coger algo que está localizado al lado de su hermana y saber exactamente dónde está, sin poder verlo desde su situación”, relata Simms al diario digital ‘Mail Online’.
Es absolutamente impresionante observarlas, porque no hay manera de que puedan ver el juguete que está alcanzando, y es algo increíble”.
Las niñas además, parecen experimentar las emociones de su hermana. “Si una de ellas está herida, la otra puede sentirlo, y si regañas a una, la otra también llora”.
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