Una entrada de un jugador sudamericano contra uno de los locales desencadenó una batalla campal en la ciudad de Xuchang.
BEIJING.- El técnico de la selección China de básquetbol, Bob Donewald, reclama desaforadamente. A su dirigido, Zhang Qingpeng, le acaban de cometer un foul de proporciones que terminó con él en el hospital.
Ese ese el punto de partida de una de las peleas más duras que se recuerden en el 2010. A los chinos les importó poco que el duelo ante Brasil fuera de corte amistoso, que estuvieran antes su público y que sólo se llevara disputado menos de 15 minutos. Ellos querían vengar a su compañero.
Los jugadores asiáticos arrinconaron a los sudamericanos. Los rodillazos y puñetazos obligaron a los brasileños a retroceder y a retirarse del estadio. En el proceso de evacuación, uno de los visitantes cometió un grave error: volvió a insultar a la banca de los chinos.
Los tackles, las patadas en el suelo y los estrangulamientos se vieron con frecuencia. A esa altura el knock out de los anfitriones dejaba de ser sólo técnico.
"Los brasileños jugaron de manera muy agresiva y nuestros jugadores sólo se defendieron", explicó Donewald, aunque la federación de básquet del país pidió disculpas "a los hinchas, los medios de comunicación y al equipo brasileño" en un comunicado.
Ambos equipos podrían ser sancionados por la Federación Internacional de Básquet (FIBA) que ya sancionó a cuatro jugadores con varios partidos de suspensión por su implicación entre otra pelea en un partido Grecia-Serbia a finales de agosto.
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